Una actitud de pensament positiu i creatiu poden tornar la Gran Renúncia en una Gran Retenció
Los términos Gran Renuncia o Gran Dimisión está en la boca de todos. Si bien su origen histórico es bien distinto a la etiqueta social adoptada en la actualidad.
La Gran Renuncia, se refirió a la decisión tomada por el rey Eduardo VIII de Gran Bretaña de renunciar al trono en 1936. La razón principal fue su deseo de casarse con una mujer americana divorciada, Wallis Simpson, lo cual habría sido considerado inaceptable por la familia real y la Iglesia Anglicana.
Por su parte, la Gran Dimisión aludía a la histórica dimisión del Primer Ministro británico Neville Chamberlain en 1940 que, al inicio de la II Guerra Mundial había adoptado una política de apaciguamiento con Alemania, hasta que la opinión pública y el parlamento británico perdieron confianza en su capacidad de liderar el país en este período de máxima tensión. Como resultado, Chamberlain presentó su dimisión y fue reemplazado por Winston Churchill.
Ambos términos cobran en la actualidad especial relevancia en el mundo laboral por bien diferentes razones que las que aquejaron a reyes y primeros ministros. Y es que gran parte de los trabajadores, en especial los norteamericanos, han decidido abandonar sus empleos de manera voluntaria, tras un período pandémico que nos ha puesto a todos a reflexionar sobre las realidades vitales y laborales. Desencanto, deseo de trabajar por proyectos, hastío, anhelo por vivir para tener experiencias diferentes y no exclusivamente para trabajar…
Todo ello supone un reto para los que nos dedicamos a la gestión de personas y especialmente a la promoción del talento y a su retención.
Los datos son sorprendentes: el número de trabajadores que decidieron renunciar a sus empleos ha crecido un 110 por ciento durante la primera mitad de 2022 en España.
Algunas recetas que se están aplicando para evitar esta debacle han sido trabajar sobre la alineación de los trabajadores con la misión y valores de la empresa, así como ofrecer una conciliación familiar más efectiva. Son sin duda estrategias muy relevantes.
Sin embargo, me gustaría poner el foco sobre aquellos aspectos dirigidos a desatar las fuerzas ocultas de las organizaciones: el potencial humano es increíble cuando está motivado y comprometido, y capaz de logros extraordinarios. Pero estas capacidades suelen permanecer ocultas, y los trabajadores no tienen apenas ocasión de reconocerlas y mucho menos manifestarlas. Cuesta tangibilizar esta fuerza invisible, sobre todo cuando no tomamos conciencia de ella.
Es por ello que priorizo a que mis intervenciones vayan al terreno de la comunicación auténtica y al feedback, al crecimiento y desarrollo personal y de equipos y, por supuesto, a mejorar el clima laboral con liderazgos creativos y positivos.
¡Qué caro resulta no formar a los empleados! Sin embargo, ayudarles a encontrar sistemas mentales poderosos, automotivación y a construir relaciones positivas en entornos amigables y de confianza son las recetas que nunca me han fallado (y por eso las recomiendo). Por ello, he dedicado muchos años a potenciar un tipo de formación experiencial fundamentada en métodos creativos.
La aplicación de metodologías creativas aumenta el buen clima laboral, alimenta las ideas y nos brinda mecanismos emocionales que proporcionan inspiración en nuestra vida y en nuestros puestos de trabajo. Ayudan a que amemos nuestro trabajo. Además, son tremendamente productivas.
Algunas buenas razones a la hora de justificar la implantación de programas formativos creativos para el desarrollo personal y profesional en la empresa:
– Mejoran la innovación: La creatividad es esencial para generar nuevas ideas y soluciones, lo que puede conducir a productos, servicios y procesos más innovadores y eficientes.
– Aumentan la motivación y el compromiso: Trabajar en proyectos creativos puede ayudar a los empleados a sentirse más involucrados y comprometidos con su trabajo, ya que les permite aplicar sus propias habilidades y conocimientos de manera significativa.
– Aumentan la productividad: Fomentar un ambiente de trabajo creativo permite ser más eficientes y efectivos en la resolución de problemas.
– Mejoran la comunicación y el trabajo en equipo: Sentirse bajo una misma bandera, vinculados y colaborando para alcanzar un objetivo común.
– Aumentan la competitividad: La creatividad es esencial para mantener una ventaja competitiva en un mercado cambiante y en constante evolución.
Fomentar el pensamiento creativo en el trabajo es esencial para aumentar la eficacia, la productividad, la innovación y la competitividad de una empresa. Y, sin duda, una buena receta para fidelizar, retener el talento y ofrecer una visión más atractiva al empleado, alejando de su concepción de la vida los nubarrones de renuncia y de derrota y otorgándole razones para el positivismo y el sentido del humor.
Una actitud de pensamiento positivo y creativo pueden tornar la Gran Renuncia en una Gran Retención.
Panxo Barrera, experto en Metodologías creativas y pensamiento innovador y Embajador de la Cátedra de Innovación de la UPV
Publicat al número 48 de la revista Dirigir Personas.