La jubilación, de la preocupación a la planificación
Regresamos de las vacaciones de verano con un nuevo paquete de reformas que tienen por objeto impulsar la Previsión Social de carácter empresarial. Además, el ministro José Luis Escrivá ya avanzó su intención de trabajar cuanto antes en el segundo paquete de medidas en la segunda mitad del año. Mientras todo lo anterior avanza, es importante que las organizaciones se anticipen y adopten un papel clave en la concienciación y planificación financiera a la jubilación de sus empleados.
Las pensiones son un asunto que nos atañe a todos, pero nunca parece urgente, hasta que de repente se convierte en prioridad. Otros países de Europa, a lo largo de los años, han elaborado reformas para transformar sus sistemas de pensiones, trabajando en medidas para incentivar el ahorro tanto individual como colectivo, siempre con un mismo objetivo: el cercano envejecimiento de la sociedad occidental.
En los últimos años, hemos sido testigos de una transformación importante en la forma de pensar de la sociedad. Con las reformas del 2011-2013 y este último paquete de medidas aprobadas por el ministro Escrivá, poco a poco hemos pasado de la confianza más firme en nuestro sistema de pensiones a unas expectativas más realistas. El debate sobre si la jubilación en España es sostenible o no lleva sobre la mesa varias décadas y, pese a las reformas que se han ido aplicando, no parece que la duda termine por disiparse.
¿Por qué la urgencia de estas reformas?
La solidaridad entre generaciones es la verdadera columna vertebral del sistema de pensiones en España. Éste se rige por el principio de reparto que implica que las cotizaciones de los trabajadores en activo financien las prestaciones existentes en ese momento. El sistema de reparto necesita por tanto un equilibrio entre el número de personas que contribuyen al mismo y el número de personas que son beneficiarias.
Actualmente, en España tenemos 1,92 personas en edad de trabajar por cada pensionista y se estima que en 2050 habrá una proporción de 1,50 personas en edad de trabajar por cada pensionista. Aunque no parece que esto haya suscitado mucha inquietud social, lo cierto es que el Sistema Público no es sostenible a largo plazo sin una reforma profunda.
Como la gran mayoría de los países industrializados, España se encuentra en pleno proceso de envejecimiento. Si en 1960 el porcentaje de personas con más de 65 años sobre el total de la población era del 8,20%, en 2022 superó el 20%. Las previsiones del INE señalan que, en 2035, el 26,50% de la población en España tendrá más de 65 años. Este hecho certifica la urgencia de realizar reformas del sistema que conocemos, pero no solo de la columna vertebral del sistema público de pensiones, sino también de la forma en que la sociedad concibe el ahorro a la jubilación, potenciando la importancia de la educación financiera y la planificación adecuada de nuestra jubilación.
¿El problema radica en que el ciudadano español no es ahorrador?
En muchos medios se dice que España se encuentra a la cola de los países de Europa en el ahorro a la jubilación. Y que es debido a nuestra «cultura mediterránea”, pero si investigamos, veremos que en España sí que hay una cultura del ahorro, aunque ésta es distinta a la que tienen otros países de Europa. ¿Dónde se encuentra el ahorro en España? En el ladrillo. Es por este motivo que es frecuente ver en España personas jubiladas con patrimonio, pero con poca liquidez. De aquí la importancia de potenciar la educación financiera en la sociedad, sobre la necesidad de pensar en cuál será el poder adquisitivo que tendrá cada individuo cuando se jubile y cómo puede asegurarse que, llegada la jubilación, podrá mantener un nivel de vida parecido al que está habituado.
Una correcta planificación de la jubilación, combinado con el desarrollo de la previsión social en las organizaciones permitirá mantener el nivel de vida deseado con la inversión de recursos óptima.
¿Cuáles son las nuevas reformas propuestas por el ministro Escrivá y qué se espera de estas?
La primera pata de la nueva reforma de pensiones quedó cerrada en 2021 con la publicación en el BOE de la Ley 21/2021, de 28 de diciembre, de garantía del poder adquisitivo de las pensiones y de otras medidas de refuerzo de la sostenibilidad financiera y social del sistema público de pensiones.
En este contexto, a principios de verano se aprobó otro nuevo paquete de medidas siendo las principales novedades (BOE Ley 12/2022, de 30 de junio):
• Nuevo límite de reducciones en la base imponible del IRPF. En este sentido, para ciertos empleados será posible hacer aportaciones superiores a las que se permiten durante el año 2022.
• Nueva deducción para las empresas en el Impuesto de Sociedades por aportaciones realizadas a planes de pensiones.
• Deducciones en la base de cotización de la Seguridad Social por contingencias comunes de las contribuciones empresariales satisfechas a Planes de Pensiones de empleo.
• Se modifica el requisito de elegibilidad en los planes de pensiones de Empleo.
• Limitación de las comisiones de gestión.
• Creación de los Fondos de Pensiones de Empleo de Promoción Pública abiertos y de los Planes de Pensiones de Empleo Simplificados.
Veíamos que con el primer paquete de medidas de la “reforma de Escrivá” se tenía como principal objetivo garantizar el poder adquisitivo de los pensionistas y jubilados. En cambio, este segundo paquete tiene como finalidad impulsar la previsión social empresarial promoviendo los planes de pensiones de empleo en el marco de la negociación colectiva.
Las medidas desplegadas hasta ahora para fomentar la previsión social en nuestro país se han basado en la mera voluntariedad de las empresas y de los trabajadores. Si tenemos en cuenta que pasarán varios años hasta que todos los sectores del país renueven sus respectivos convenios colectivos e incluso si apuestan por incorporar los esquemas de previsión social complementaria en la próxima negociación de sus convenios, será necesario que transcurran unos cuantos años más, hasta que las aportaciones realizadas a estos instrumentos acumulen volúmenes de ahorro significativos para cubrir parte de nuestro último salario en el momento de la jubilación. Es por ello que, es importante incentivar la educación financiera en la sociedad, así como el ahorro individual, promoviendo otros mecanismos de ahorro colectivo como pueden ser los seguros de ahorro colectivo a través de la retribución flexible.
¿Qué otros mecanismos de ahorro colectivo podemos encontrar y como benefician estos a la espiral inflacionista?
Dado el contexto actual, con una inflación que crece cuatro veces más que los sueldos y compromete el poder adquisitivo de los trabajadores, nos encontramos en una situación desfavorable. Lo lógico es pensar que los salarios deben subir en la misma proporción que los precios, pero la recomendación del Banco Central Europeo es ser prudentes a la hora de vincular las subidas salariales a la evolución del Índice de Precios de Consumo. Estamos inmersos en un entorno en que el incremento de los salarios será repercutido en los precios de los productos, lo que provocará, mayor inflación y, en último término, en una disminución de los salarios reales de los trabajadores.
Muchos departamentos de Recursos Humanos se hacen la siguiente pregunta: ¿cómo mejoro las condiciones económicas de mis empleados, sin subidas en la partida presupuestaria de salarios? Este nuevo escenario en el que nos encontramos ha animado a muchas empresas a poner en marcha Planes de Retribución Flexible que permiten a las empresas asumir ciertos incrementos de los salarios netos de los trabajadores sin que ello suponga un aumento de los costes salariales brutos.
Este tipo de beneficios permite a los empleados destinar un máximo del 30% de su salario bruto anual al consumo de determinados productos o servicios exentos de IRPF. De este modo, obtienen un importante ahorro, a la vez que maximizan su salario neto anual. También es importante destacar el incremento de competitividad a la hora de captar talento cuando las empresas disponen de este tipo de beneficios.
Dentro del catálogo de productos, ligándolo con el contexto actual, podemos destacar el Plan de ahorro dentro de la retribución flexible, en el que las empresas ponen a disposición de sus trabajadores un Plan de Jubilación. Las aportaciones serán voluntarias y pagadas del salario bruto de los empleados a través del plan de retribución flexible por lo que cuenta con ventaja fiscal para los empleados.
Asimismo, las organizaciones han de adoptar un papel clave y necesario que ayude a la planificación financiera en términos de jubilación de sus empleados, utilizando charlas de sensibilización sobre lo importante que es el ahorro para la jubilación. Lo anterior acompañado de herramientas de planificación, permitirá a los empleados conocer la descobertura que tendrán llegado el momento de la jubilación y, en consecuencia, lo que deben ahorrar a lo largo de su vida laboral para mantener el nivel de vida esperado llegado el momento de abandonar su etapa laboral.
¿A qué edad deberíamos iniciar la planificación de nuestra jubilación?
¡Cuanto antes mejor! Lo ideal es iniciar el ahorro para la jubilación al incorporarse al mercado laboral. Puede parecer algo anticipado, pero no lo es. La mejor manera de empezar a constituir un capital para el futuro es hacerlo lo antes posible y de forma constante y sistemática. Hay que tener en cuenta que, más que la cantidad que se ponga cada mes, lo importante es ahorrar sistemáticamente y de forma constante en el tiempo. Una de las grandes ventajas de empezar cuanto antes es que permite que el interés compuesto trabaje por nosotros.
Para terminar, podríamos concluir poniendo en valor el papel que juega la previsión social complementaria en nuestro país, como elemento determinante en la contención de la inflación interna, en el mantenimiento de la productividad de las empresas, en el crecimiento económico y por consiguiente en la creación de empleo. Si adicionalmente las organizaciones pueden contribuir en el ahorro para la jubilación de sus empleados de forma clara y comprensible, conseguiremos poco a poco el objetivo de cambiar la forma en que la sociedad concibe la jubilación, pasando de una mera preocupación a una ocupación en la planificación.
Claudia Domínguez – Consultora de Aon Retirement